Leo demasiado, escribo demasiado, viajo demasiado, me encolerizo demasiado, quiero hacer el amor con demasiadas personas y cosas, me enamoro demasiado de quien no me quiere, hablo demasiado, tengo demasiadas opiniones y no me las callo, gesticulo demasiado, grito demasiado, pretendo saber de demasiadas cosas, me río demasiado, lloro demasiado, cultivo y provoco demasiadas animadversiones. Me deprimo más de lo debido y me divierto como un niño bobo, sin medida. Soy un pasota, pero no porque pase de todo -como se dice en España para indicar indiferencia-, sino porque me paso en todo.
"Elogio a la embriaguez". Fernando Savater
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